Si tu perro goza de buena salud, pero no quiere comer, no siempre es fácil averiguar a qué se deben sus remilgos.
- ¿Tienes la impresión de que tu perro siente molestias o dolor cuando come? Es posible que tenga algún problema en la boca o la garganta, así que llévalo al veterinario.
- ¿Estás dejando a tu perro tiempo suficiente para que tome su comida? Si no le das un paseo todos los días, es el momento de que empieces a hacerlo.
- En el caso de los cachorros, puede que le estén saliendo los dientes. Si tu cachorro intensifica su tendencia a morder las cosas, el motivo puede ser que le duelan los dientes. Trata de mezclar alimentos secos como croquetas con sus alimentos húmedos habituales.
- ¿Estás sirviendo a tu perro la comida directamente del frigorífico? Prueba a calentarla a la temperatura corporal antes de servirla – de esta forma le resultará más agradable de comer y se liberarán también más aromas del alimento.
- ¿Has dejado fuera durante un tiempo la comida de tu perro? Es probable que haya perdido su sabor, como le ocurriría a nuestra comida.
- ¿Estás probando una nueva marca o un nuevo sabor de alimentos para perros? Los cambios bruscos pueden causarle vómitos o diarrea, por lo que debes cambiar de alimentos gradualmente a lo largo de toda una semana.
- ¿Puede comer tu perro sin interrupciones? Comprueba si puede comer solo sin ser perturbado.
- Si tu perro sigue sin comer, prueba a mezclar un poco de manteca de cerdo con su comida.
Otras razones posibles para no mostrar interés por la comida son los cambios emocionales: es posible que su miembro favorito de la familia se haya ido, o que haya llegado a la casa un nuevo animal de compañía. Si tu perro está atravesando la pubertad, puede ocurrir que simplemente tenga otras cosas en su cabeza.
Si tu perro tiene otros síntomas, debes llevarlo al veterinario para que le haga un chequeo.
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