Cuando los cachorros quieren hacer sus necesidades, las hacen. Y eso significa generalmente cuando se levantan, unos minutos después de cada comida y a intervalos regulares entre medias. La única preocupación de tu cachorro es hacerlo lejos de donde come y duerme; no sabe instintivamente que tú prefieres que lo haga cuando sale a la calle.
Si puedes dedicarle tiempo a esta tarea con una vigilancia continua y grandes dosis de paciencia, podrás enseñar al cachorro para que haga sus necesidades fuera de casa en solo tres semanas.
Empieza desde el principio
Empieza desde el primer momento que lleguéis a casa los dos. Con la correa puesta, coloca al cachorro sobre un periódico o una alfombrilla para cachorros en el lugar del jardín donde quieres que haga sus necesidades. Indica al cachorro lo que debe hacer, con una orden como “pis”, espera (y espera y espera) hasta que lo haga, para luego premiarlo con halagos y ofrecerle una deliciosa golosina.
Vigila si empieza a “dar círculos y oler”
Cada vez que veas al cachorro empezar a "dar círculos y oler", ponte en marcha. Sácalo fuera, ponlo sobre un periódico o alfombrilla para cachorros y dale la orden, seguida de halagos y de una golosina cuando haga sus necesidades. (Por la noche, tendrás que poner la alarma a intervalos de tres horas, por lo menos las primeras semanas).
Al cabo de una semana o dos, el cachorro habrá entendido la idea y ladrará una o dos veces para avisarte - si lo ignoras, será por tu cuenta y riesgo. Asegúrate de no perder la paciencia. Ocurrirán accidentes, así que guarda una reserva generosa de periódicos o alfombrillas para cachorros por toda la casa y limpia rápidamente – cualquier olor persistente animará a tu cachorro a repetir esa conducta.
Observa a qué hora hace sus necesidades
En poco tiempo sabrás con qué frecuencia necesita salir tu cachorro; dependiendo de su tamaño, puede que sea cada dos horas, cada hora o cada media hora. Y aunque en ocasiones parezca que no hace nada más que dar círculos y oler, tendrás que seguir sacándolo fuera hasta que aprenda a hacer sus necesidades donde debe. Puede ser frustrante, ¡pero al final merecerá la pena!
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